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SOBRE NOSOTROS

La meta de la Iglesia Sinaí es alabar a Dios y aprender más de Su Palabra para vivir una vida llena de victoria en Cristo.

NUESTRA MISION

La meta de la Iglesia Sinaí es alabar a Dios y aprender más de su Palabra para vivir una vida llena de victoria en Cristo. Nuestro deseo es convivir con creyentes para edificarnos y adorar el nombre de Jesús. Consideramos la enseñanza de la Santa Biblia lo más importante que hacemos, para equipar a cada miembro para vivir una vida centrada en Cristo.

LO QUE CREEMOS

La Biblia

Nosotros creemos que la Biblia es divinamente inspirada por Dios, siendo esta la verdad sin error y es la suprema y final autoridad en doctrina y práctica con el único propósito de traer salvación y santificación a toda criatura. 

(2 Timoteo 3:16,17; 2 Pedro 1:21; Juan 17:17)

 

Dios Padre

Nosotros creemos en la existencia de un solo Dios en tres personas Padre, Hijo y Espíritu Santo, iguales en poder, naturaleza, y atributos pero distintos en oficio y funciones.

(Mateo 28:19; Juan 10:30; Hechos 5:1-4; 2. Corintios 13: 14; Juan 12:49; 14:28; 15:26)

 

La Persona y Obra de Cristo

Nosotros creemos que Jesús es el eterno Hijo de Dios, sin dejar de ser Dios, habiendo sido concebido del Espíritu Santo en la Virgen María, para revelar a Dios y redimir al hombre pecador, nosotros creemos que Él completó nuestra redención por su vida sin pecado y muriendo en la cruz en sacrificio por el pecado del hombre. Nosotros creemos que nuestra salvación tiene efecto por su literal resurrección física de su muerte.

 (Juan 1:1,14, 18; Lucas 1:34 ,35; Rom. 3:24-26, 4:25; 2.Cor. 5:21; 1. Cor. 15:12-19)

 

La Persona y Obra del Espíritu Santo

Nosotros creemos que el Espíritu Santo es el que convence al hombre de su pecado, y que regenera a quien recibe a Cristo como su Salvador personal, bautiza al recién convertido, y lo sella para el día de redención, nos llena de dones y frutos del espíritu para el engrandecimiento del reino de Dios. 

(Juan 16:8, 3:8; Tito 3:5; 1. Cor.12:4-11, 13; Juan 14:16, 17; Efesios 1:13, 14, 4:30, 5:18)

 

Humanidad

Nosotros creemos que el hombre fue creado inocente y a la imagen de Dios, pero su pecado produjo muerte espiritual y física, y así el hombre heredo la naturaleza de pecado teniendo la necesidad de la salvación del alma.

(Gen. 1:27, 31, 2:17, 3:19; Rom. 5:12; 1 Cor. 15:21, 22; Efesios 2:1-3)

 

Salvación

Nosotros creemos que la salvación es un don de Dios y es recibida por el hombre mediante gracia y el arrepentimiento de sus pecados, por fe en Cristo Jesús, por su sacrificio en la cruz por el pecado del hombre. Nosotros creemos que los verdaderos nacidos, son guardados en Cristo para siempre.

 (Rom. 8:1, 38-39; Juan 10:27-30)

 

Santificación

Nosotros creemos que la santificación nos separa del pecado para Dios, y creemos que la santificación es progresiva, en cuanto el cristiano crece en gracia por el poder del Espíritu Santo buscando cada día ser más como Cristo Jesús.

(Efesios 2:1-6; 1 Pedro 2:9; 1 Cor. 6:11; 2 Cor. 3:18; 1 Tes. 5:23; Heb. 10:10,14; Rom. 8:30; 1 Juan 3:2)

 

La Iglesia

Nosotros creemos que la Iglesia es el Cuerpo y la Novia de Cristo, siendo un organismo espiritual constituida por creyentes nacidos en Cristo y bautizados en el nombre Del Padre, El Hijo, y el Espíritu Santo.

(Efesios 1:22, 23; Rom. 12:5; 1 Cor.12:13, 10:32; Hechos 2, Efesios 1:20-23, 5:25-27; Rev. 19:6-8) 

Nosotros creemos que la iglesia es una asamblea solo de creyentes en Cristo Jesús que voluntariamente se reúnen para adorar, estudiar la Palabra de Dios, practicar las ordenanzas, para ser equipados para el servicio a Jesús y para tener compañerismo unos con otros.

(Hechos 2:42-47; 1 Cor.1:1, 2; Efesios 4:11-13)

 

El Estado Eterno

Nosotros creemos que las almas de los creyentes en Cristo Jesús estarán en su presencia al tiempo de la muerte y sus almas con el hasta la resurrección de los muertos, creemos que los que no han recibido a Cristo Jesús como su Salvador sus almas permanecerán en miseria constante en el Hades hasta el juicio final del Gran Trono Blanco cuando el alma y cuerpo se reúnan para estar en el Lago de Fuego separados de la presencia del Señor.

(Luc. 16:19-26, 23:43; 2 Cor. 5:8; Fil. 1:23; 1 Cor. 15:2; Tes. 1:7-9; Rev. 20:11-15)

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